domingo, 26 de abril de 2009

Devenir de Teorías Educativas


El propósito de la Educación puede comprenderse como la respuesta del medio hacia la necesidad de desarrollarse del hombre, quien se comporta como un ser creador e inteligente, capaz de razonar y reflexionar. Todo esto permite la incorporación de conocimientos y el desarrollo de las capacidades que le permitirán desenvolverse óptimamente en la vida.

Tras analizar las teorías expuestas en el documento titulado “Devenir de Teorías Educativas” nace la acertada necesidad de saber cual de aquellas teorías es la indicada para ser aplicada en nuestra realidad educativa, es ese el momento preciso para contrastar los postulados de cada teoría con las necesidades actuales de la educación en los distintos contextos en los que podemos vernos situados.

Fácilmente podemos darnos cuenta de que ninguna de las teorías que se analizaron está equivocada completamente, de la misma forma en la que ninguna es 100% acertada a nuestra realidad. Por lo demás, debemos apuntar hacia aquellos postulados que se orienten primordialmente al origen semántico del concepto educación, es decir, que se orienten hacia el concepto de ‘educere’, hacer salir, extraer, dar a luz; en lugar de su origen fonético y morfológico, ‘educare’, que significa conducir, orientar, guiar, lo que correspondería a un modelo de educación directivo o de intervención.

Dentro de las teorías que tuvimos en análisis podemos comenzar con la Teoría de Sistemas, la cual nos presenta al educando como un producto que debe ser devuelto a la sociedad para preservar el sistema educativo en el que se encuentra.

Podemos distinguir que las Teorías de la Calidad y Equidad como una parte de las teorías sistémicas con lo cual podemos darnos cuenta de que su principal objetivo se basa en la calidad del funcionamiento del sistema educativo en el que se encuentran inmersos; es entonces cuando se requiere la completa participación de todos los integrantes de la comunidad educativa.

Por otra parte podemos reconocer una corriente denominada Interaccionismo Simbólico, la cual, a través de un enfoque psicológico, interpreta la conducta como una acción condicionada por la interacción del individuo con la situación. Y es de esta corriente que nace la Teoría de los Microgrupos, la cual hace referencia a la conducta social de los educandos, considerando como consecuencia de la interacción a la sociedad, la cual puede ser creada y modificada.

El enfoque Funcionalista nos expone que el nivel educativo incrementa la productividad, considerando a la educación como una inversión más que un gasto. Este pensamiento nos induce a considerar la base económica que este enfoque le da al proceso educativo.

Es bajo el amparo de esta perspectiva que Schultz propone la Teoría del Capital Humano, la cual no se preocupa de enseñar a pensar al educando, sino más bien de orientarlo a aceptar el modelo económico sobre el cual se estén sustentando, es decir, prepararle para que sus elecciones sean aquellas que provengan de la herencia social, provocando que el educando deje de la lado la búsqueda de intereses no prescritos.

Algo muy similar es lo que ocurre con la Teoría Funcionalista de la Educación, la cual se preocupa de llegar a un consenso de valores y creencias que permita y asegure la mantención del funcionamiento de la sociedad, en otras palabras, se desplaza al ser humano a un segundo plano para asegurar la estabilidad de la sociedad. Esta base prepara al educando para ocupar un puesto ya indicado en el marco de la economía de su entorno.

También tenemos a las Teorías Marxistas de la Educación, que nos presenta a la conciencia solo como un efecto de la realidad material, además del proceso educativo como un ente reproductor de la ideología dominante, restándole toda la autonomía al pensamiento individual.

Finalmente tenemos a la Teoría de la Educación como disciplina científica, esta nos expone que la educación ha de realizarse guiada por las necesidades que la sociedad presenta, con el fin de inculcar el pensamiento autónomo en el educando.  Esta sería la respuesta más aproximada a nuestra incógnita sobre las directrices que rijan el quehacer educativo. 

En base a todas las teorías anteriormente expuestas nace la necesidad de comprender que ninguna de ellas es completamente positiva o negativa. Es ahí donde nosotros como futuros educadores debemos aprender a enseñar basándonos en la gran mayoría de ellas, obteniendo una visión ecléctica que nos ayudará a formar mejores personas.

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